Son múltiples los factores que influyen en que una clase sea exitosa o no, no sólo para los maestros, sino también para los alumnos.
Uno de los factores más relevantes son las herramientas didácticas, las cuales constituyen un conjunto de actividades, materiales y recursos tecnológicos que el maestro utiliza para facilitar el aprendizaje en sus alumnos. Se trata de actividades que funcionan como “timones” que marcan la dirección hacia el logro de objetivos específicos de aprendizaje. Y, en base a la experiencia docente, una de las metas de la educación es ayudar al alumno a desarrollar habilidades del pensamiento que puedan ser “transferidas” a diferentes ramas del saber e, incluso, a la vida diaria.
A partir de las nuevas investigaciones sobre la forma en la que los niños aprenden y las diferentes vías que existen para acceder al aprendizaje, las herramientas didácticas se han multiplicado en aras de dar respuesta a los diferentes estilos de aprendizaje. Asimismo, las nuevas teorías acerca de la inteligencia han llevado a los especialistas docentes a la apertura de diversos caminos por los cuales el alumno pueda transitar, para lograr los objetivos de aprendizaje y de formación multicompetente.
La experiencia nos ha demostrado que no hay herramientas defectuosas; es decir, que cualquier herramienta didáctica puede ser efectiva si se utiliza correctamente y, sobre todo, si se aplica con planeación, dirección y el enfoque adecuado. Finalmente, si se está convencido de que las estrategias de enseñanza ayudan a atraer la atención, a fomentar el interés del alumno en cierto contenido y a desarrollar aptitudes y habilidades, será mucho más sencilla la aplicación de cualquiera de las herramientas didácticas que el docente utilice.
El desarrollo de habilidades del pensamiento sugiere que éstas pueden enseñarse, según las investigaciones de la Dra. Margarita Amestoy de Sanchez (1990), destacada investigadora educativa, mediante la observación, identificación de problemas, formulación de hipótesis y búsqueda de información, las cuales son algunas de las habilidades que las metodologías proveen al alumno.
Hoy en día en nuestras escuelas se está dando, de manera paulatina, la transformación de un espacio de aprendizaje memorístico y rutinario. El objetivo es que los niños sean mejores seres humanos, mejores pensadores por sí mismos y seres integrales, con la capacidad de seguir aprendiendo durante toda su vida.
Durante la vida, el cerebro se modifica continuamente y es por ello que la estimulación mediante el aprendizaje de un segundo idioma fortalece las inteligencias en los seres humanos. Las conexiones interneuronales provocadas por el contacto con diferentes idiomas permanecerán de por vida en el niño, brindándole con ello la capacidad para utilizar, eficientar y adecuar su inteligencia emocional y, especialmente, su capacidad comunicativa, para aprender no únicamente otro idioma, sino para el desarrollo de competencias en general.
Los investigadores señalan que el ser bilingüe, además de fortalecer un sinnúmero de habilidades cognitivas no necesariamente relacionadas al lenguaje, facilita la ejecución de multitareas y, en consecuencia, un aprendizaje multicompetente. El acercamiento a un segundo idioma provee, según los investigadores, un bagaje importante y necesario para las competencias intelectuales que los niños de hoy requieren en los espacios de aprendizaje en los que están inmersos.
Actualmente, diversos estudios aplicados a alumnos de preescolar revelan que los niños bilingües desarrollan más habilidades que los niños monolingües en el reto de solucionar problemas. Los investigadores señalan que las funciones cerebrales implicadas en el desarrollo lingüístico requieren de procesos de atención, selección y utilización de diferentes códigos, lo cual resulta benéfico para las conexiones neurológicas.
En la década de los ochenta el psicólogo estadounidense Howard Gardner desarrolló la teoría de las inteligencias múltiples. Otros investigadores ya tenían fundamentos importantes para la construcción de esta teoría, entre ellos, el Dr. Robert Stenberg, quien en la misma década había desarrollado “La teoría tríadica de la inteligencia” donde señalaba que había diferentes aplicaciones para distintas habilidades.
Basándose en lo anterior, Gardner señaló que el ser humano puede tener inteligencias diferentes, las cuales trabajan o se desarrollan de forma semi-autónoma y cada niño las desarrolla de forma distinta de acuerdo a la estimulación que reciba o, bien, a sus potencialidades personales. Los tipos de inteligencias a las que se refiere Gardner son:
Inteligencia lingüística
Es aquella que nos ayuda a ser hábiles con las palabras, con el material escrito o con la comprensión de textos. A los niños que tienen esta inteligencia más desarrollada les gusta escribir y leer, tienen gran facilidad para aprender idiomas y expresarse por medio de las palabras. Para ellos el lenguaje es un vehículo de aprendizaje y de comunicación.
Inteligencia espacial
Esta se relaciona con el espacio y sus formas. Las áreas de desarrollo de esta inteligencia son: el dibujo, el arte, el diseño, la fotografía o la arquitectura. Los juegos en los que los niños tienen que armar figuras como los bloques armables de plástico o los rompecabezas permiten que los niños estimulen esta área.
Inteligencia naturalista
A través de ella podemos comprender y cuidar mejor la naturaleza y el ambiente en el que nos encontramos. A los niños los estímulos para esta inteligencia les resultan muy atractivos, por ejemplo, la observación o el cuidado de una mascota o planta. Además con dichas acciones se les inculca el respeto por el medio ambiente y la conciencia de que somos parte integral de un sistema vivo.
Inteligencia musical
Es aquella que permite distinguir ritmos, tonos y melodías. Los niños pueden desarrollarla cantando, escuchando música, y al ejecutando algún instrumento musical o cualquier objeto que produzca un sonido melódico.
Inteligencia cinético-corporal
Gracias a este tipo de inteligencia, se puede tener un mejor control del cuerpo y sus extremidades. Los niños pueden desarrollarla o estimularla a través de la práctica de algún deporte, ejercitándose y haciendo manualidades. La inteligencia cinético-corporal en el pasado tenía puntos críticos porque no se consideraba inteligente a quien supiera dominar su cuerpo.
Inteligencia lógico-matemática
Con esta inteligencia podemos resolver problemas algorítmicos, memorizar números o datos, comprender la lógica de las cosas, incluso encontrar patrones de presentación. A los niños se les puede estimular la inteligencia lógico-matemática jugando ajedrez, resolviendo acertijos o ejercicios matemáticos, estableciendo relaciones causa-efecto, observando patrones y poniendo atención en la diferencia entre fondos y formas diferentes.
Inteligencia interpersonal
Esta es una de las más valoradas de la teoría, pues permite comprender el comportamiento de los demás e implica ser empático y, como consecuencia, relacionarnos mejor con las personas. En los niños esta inteligencia puede desarrollarse en los juegos de roles, donde se busca que el niño comprenda lo que sienten los demás.
Inteligencia intrapersonal
La inteligencia intrapersonal es la que te permite autocomprenderte, ésta se basa en el punto de conocimiento sobre uno mismo, es decir, en el entendimiento de lo que se siente para poder explicarlo, analizarlo y determinar áreas de oportunidad. En los niños algunas formas de estimularla son: la reflexión sobre alguna conducta o hecho, la escritura de un diario de experiencias en el que respondan a la pregunta: ¿Qué hice hoy?, por mencionar algunas. Se considera que esta inteligencia sirvió de base para el posterior desarrollo del término de inteligencia emocional, ya que la estimulación de la inter e intrapersonal involucra la aceptación e identificación de emociones.
La teoría de Gardner tuvo un impacto mundial por la aplicación inmediata de sus preceptos en la educación y, sobre todo, porque rompía el paradigma que existía hasta entonces en el cual se consideraba que un niño inteligente era aquel que sobresalía en el dominio matemático, dejando fuera o sin considerar otros aspectos igualmente importantes dentro del desarrollo humano.
La gran ventaja de la teoría de Gardner es que nos hizo ver que hay más de una forma de ser inteligente. En el ámbito escolar, la teoría de las inteligencias múltiples, permite que el alumno afiance niveles de logro y reciba reconocimiento por ello, impactando de manera positiva en la autoestima y en la construcción de la felicidad; ingrediente primordial en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
En las últimas décadas las herramientas tecnológicas se han ido incorporando cada vez más a nuestras tareas diarias, tanto del hogar como de la oficina; y es que, ¿qué sería de nuestra casa sin electrodomésticos, pantallas, consolas de videojuegos o computadora?, o ¿qué pasaría si en la oficina no hubiera computadoras ni conexión a Internet?
Si a esto le sumamos que la incursión de la tecnología no es exclusiva de estos dos escenarios, sino que es inherente a toda la sociedad, es imposible olvidarnos del escenario educativo dentro de este “proceso”; por tal motivo, es imprescindible la incorporación de herramientas tecnológicas dentro de las aulas para favorecer la construcción de los aprendizajes.
Si bien es cierto que “los niños de hoy y los niños de ayer siguen siendo niños finalmente”, también es una realidad que los niños de ahora no son iguales a los de antes y esto radica en que nacieron dentro de una sociedad diferente; es decir, hoy nacen en un ambiente plagado de tecnología y están en contacto con ella desde su nacimiento, incluso para algunos, desde antes de nacer.
El uso de tecnología puede favorecer la práctica y adopción de los diferentes estilos de aprendizaje (visual, auditivo y kinestésico), con la incorporación de herramientas que fomenten el desempeño escolar.
De igual forma, el uso de estas herramientas tecnológicas permite al docente desarrollar las inteligencias múltiples del niño, ya que debemos estar conscientes de que ningún alumno es “bueno” o “malo” para la escuela, sino que sus mayores habilidades, definidas muchas veces por sus intereses personales y predisposición, se reflejan en dichas inteligencias (lingüístico-verbal, lógico-matemática, espacial, kinestésica, musical, intrapersonal, interpersonal y naturalista). Éstas pueden ser fomentadas y desarrollas en un ambiente lúdico con el uso de la tecnología, sin descuidar el logro de los objetivos escolares y aprendizajes esperados.
Algunos de los beneficios más trascendentes del uso de la tecnología para formar alumnos brillantes son:
Con base en lo anterior, los niños de hoy en día no se imaginan un mundo sin tecnología, puesto que nunca lo vivieron. Ellos se mueven con gran facilidad y a la misma velocidad con la que surgen los cambios, por lo que, ante este contexto, éste es el mayor beneficio y fortaleza de una escuela que adopta herramientas tecnológicas como vía para lograr un aprendizaje significativo en los alumnos, convirtiendo el aula en un Espacio de Aprendizaje Total®, donde ya no basta con tener estrategias didácticas o una buena relación entre el docente y el alumno, sino que también se requiere un espacio físico adecuado con las herramientas tecnológicas necesarias. En este sentido, esta nueva realidad digital puede representar la mayor desventaja para la escuela que no es capaz de incorporar un entorno tecnológico y natural para que los alumnos sean brillantes.
Si incorporamos y utilizamos la tecnología en las aulas de manera integral, estaremos dando oportunidad a los niños de desarrollarse y formarse en su “hábitat natural”, partiendo de la base de que el Aprendizaje Significativo es la aplicación de los conocimientos adquiridos en el aula con una razón de ser y una aplicabilidad práctica que hará que nuestros niños enfrenten con éxito los retos que se les presenten en el futuro.
Los niños se estarán preparando para enfrentarse a los problemas del mundo real, por medio de simulaciones, redes de aprendizaje y contenidos multimedia. Para ello, resulta vital la actualización constante de los maestros hacia el logro de este objetivo, dejando de lado la visión tradicionalista de los contenidos memorísticos, buscando que puedan ser aplicados para su evaluación.
No hay duda de que las herramientas didácticas basadas en aprendizaje significativo, constructivo y colaborativo proveen a los niños de habilidades que lo llevaran a conformarse como un individuo integral. Actualmente, el aprendizaje ya no consiste en la acumulación de datos, sino en habilidades que le permitan al niño resolver situaciones didácticas y personales de la mejor manera posible.
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