Cuando las vacaciones de padres e hijos coinciden es muy conveniente realizar actividades donde se incluya toda la familia, pues de esta forma se consolida la unión entre sus miembros, se aumenta la diversión y se desarrollan nuevas habilidades; asimismo, estas actividades son útiles para conocerse mejor como familia y aprovechar el tiempo para, simplemente, compartirlo. Pero si, por el contrario, las vacaciones de los padres no concuerdan con las vacaciones escolares es recomendable buscar algunas alternativas y planear actividades para mantener activos a los niños durante el periodo vacacional.
Por ejemplo, hoy en día existe un abanico completo de campamentos de verano donde los niños pueden hacer nuevos amigos, así como desarrollar o afianzar una nueva habilidad o un nuevo interés. Aunque algunos padres de familia muestran cierta resistencia a los campamentos de verano porque consideran que sus hijos se encuentran en periodo vacacional y les parece injusto que los niños sigan “determinados” por un horario. Otros, en cambio, consideran este tipo de actividades una excelente forma de entretener a los niños que, además, les dejarán beneficios invaluables.
Es esencial dirigir al niño a actividades que sean de su agrado y que disfrute haciéndolas, para lo cual, existe un sinfín de opciones para ocupar el periodo vacacional, como el aprendizaje de un instrumento musical, la asistencia a cursos de manualidades, cocina, natación, o una combinación de actividades lúdicas que conlleven, por sí mismas, el desarrollo de otras habilidades complementarias a las escolares, pues, paradójicamente, durante las vacaciones se puede contribuir al desarrollo integral de los niños si se saben aprovechar. Basta con que se identifiquen las actividades que el niño disfruta realizar.
Cada niño tiene distintas afinidades y habilidades que pueden explotarse, así lo considera el psicólogo e investigador estadounidense Howard Gardner en su teoría de las inteligencias múltiples. Estas inteligencias trabajan de forma semi-autónoma y cada niño las desarrolla de forma diferente, de acuerdo a la estimulación que reciba o, bien, a sus potenciales personales.
Una forma novedosa de planear las vacaciones de los niños es precisamente siguiendo la pauta de lo que establece la teoría de las inteligencias múltiples de Gardner, es decir, basándose en las habilidades e intereses de cada niño, por ejemplo:
• Si al niño le gusta escribir, leer, y además tiene gran facilidad para aprender idiomas, entonces es un niño con inteligencia lingüística. Si es el caso, sería muy recomendable inscribirlo, por ejemplo, en un taller de cuentos infantiles.
• Los niños que disfrutan escuchando ritmos y melodías tienen más desarrollada la inteligencia musical; a ellos puede entretenérseles haciéndolos participar en cursos de cualquier instrumento musical o en clases de canto.
• Aquellos niños que pasan el tiempo dibujando probablemente sean niños con inteligencia espacial; en este caso, es conveniente llevarlos a museos de arte, a clases de pintura, comprarle un rompecabezas o armar figuras con bloques de plástico.
• Si al niño se le facilita memorizar números o datos y comprender la lógica de las cosas, significa que tiene desarrollada la inteligencia lógico-matemática, por lo que una buena opción serían las clases de ajedrez o invitarlos a resolver acertijos.
• Para los niños que tienen habilidad en los deportes, los campamentos de verano son una excelente alternativa, ya que estos niños tienen inteligencia cinético-corporal.
• Si resulta atractivo para el niño la observación o el cuidado de una mascota o planta, significa que es un niño con inteligencia naturalista. Para estos niños la actividad ideal sería un paseo por el zoológico, una visita al jardín botánico o, simplemente, ver un documental de naturaleza.
Es importante que los padres de familia sean cuidadosos y no envíen un mensaje equivocado a los niños para que las vacaciones no se conviertan en un tiempo de relajación extrema, durmiendo hasta tarde, viendo televisión por horas o frente a la computadora. Aun en vacaciones, los niños deben saber que hay un control en el manejo de los tiempos de sueño, en sus actividades y comidas, aunque no sea tan rígido como lo es durante el periodo de clases. Por eso es conveniente manejar rutinas y planear actividades entretenidas como las antes mencionadas.
En definitiva, las vacaciones deben visualizarse como un tiempo para disfrutar en familia; para hacer otras cosas que, regularmente, no se pueden hacer durante el ciclo escolar, tomando siempre en cuenta lo mejor para los niños.
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